Un comentario Bíblico por Jack Kelley
“Y Jesús les dijo:
Ciertamente les digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre
se siente en el trono de su gloria, ustedes que me han seguido también
se sentarán sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel” (Mateo 19:28).
“Y el que estaba
sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me
dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.” (Apocalipsis 21:5-6).
Los juicios de los tiempos finales serán en extremo
devastadores, y el Señor advirtió que si no les ponía fin en el momento
asignado, nadie podría sobrevivir (Mateo 24:22). Pero a causa de los
elegidos, Él les pondría fin y cuando lo haga se iniciará la
restauración de la Tierra.
Yo creo que una de las funciones complementarias de los juicios
de los tiempos finales es para que se inicie el proceso de hacer que la
Tierra vuelva a la condición que tenía justo después de la creación. Es
como si la Gran Tribulación es la fase de demolición de esa
restauración. Esto lo sugieren frases como “Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados” (Apocalipsis 16:20) y “el mar ya no existía más” (Apocalipsis 21:1). Y hablando de dónde se encuentra el Señor actualmente Pedro le dijo a la gente, “quien
ciertamente es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la
restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus
santos profetas” (Hechos 3:21).
Al comparar versículos como este con el retorno de los lapsos de
vida más largos como lo indica Isaías 65:20, yo creo que la mayor parte
de los océanos y mares actuales ya sea que regresen a sus orígenes
subterráneos o que se evaporen a la atmósfera superior para establecer
el toldo de vapor que una vez rodeó la Tierra (Génesis 1:6-7) y así
favorecer los largos lapsos de vida previos al diluvio.
“Se alegrarán el
desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la
gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón.
Ellos verán la gloria del SEÑOR, la hermosura del Dios nuestro
El lugar seco se
convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la
morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos” (Isaías 35:1-2, 7)
“En las alturas
abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto
estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. Daré en el
desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad
cipreses, pinos y bojes juntamente, para que vean y conozcan, y
adviertan y entiendan todos, que la mano del SEÑOR hace esto, y que el
Santo de Israel lo creó” (Isaías 41:18-20).
Los montes serán bajados y el fondo del mar será alzado.
Manantiales y ríos correrán a través de tierras que han estado áridas
por miles de años. Los grandes desiertos se convertirán en verdes
planicies una vez más. La inclinación actual del eje de la Tierra es el
causante de las extremas diferencias en el clima del mundo y es lo que
hace que grandes áreas de tierra sean inhabitables. Yo creo que todo eso
será corregido al momento de la Segunda Venida. El eje de la tierra
será enderezado y el año será acortado a sus 360 días originales. La
Tierra una vez más va a disfrutar de un clima sub tropical a nivel
mundial como lo tenía antes de que Adán lo perdiera y los efectos
terribles del pecado fueran soltados sobre la Tierra. Esto es algo que
la creación ha estado esperando ansiosamente desde entonces.
“Porque el anhelo
ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de
Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia
voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también
la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la
libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Romanos 8:19-21).
Y esta restauración no estará limitada a la Tierra solamente.
Una sanidad masiva y espontánea va a corregir todas las imperfecciones
de una humanidad caída.
“Mas a ustedes los
que temen mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá
salvación; y saldrán, y saltarán como becerros de la manada” (Malaquías 4:2) “Entonces
los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se
abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua
del mudo” (Isaías 35:5-6)
Cuando el Señor retorne en gloria la espera terminará, y pronto
después la creación una vez más será un jardín exuberante. Él hará los
desiertos como el Edén, las tierras áridas como los huertos del Señor
(Isaías 51:3).
Algunas personas tienen problemas con esto porque están muy
enamoradas de la creación como la ven actualmente. Recuerdo leer acerca
de una persona que le pedía a Dios que no la llevara en el Rapto porque
ella no podía imaginarse nada tan bello como la Tierra actual, ni aun el
Cielo. Personas como esta están muy limitadas en su pensamiento. Están
basando el futuro sobre el pasado en lugar de en las promesas de Dios.
No se detienen a pensar que si la Tierra es tan bella a pesar de estar
bajo maldición, ¿cuánto más bella será cuando la maldición sea removida y
la Tierra sea restaurada a su condición original?
“En la casa de mi
Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo se los hubiera dicho; voy,
pues, a preparar lugar para ustedes. Y si me fuere a prepararles un
lugar, vendré otra vez, y los tomaré a mí mismo, para que donde yo
estoy, ustedes también estén” (Juan 14:2-3).
Además, las personas que piensan así no se dan cuenta de que el
Señor ha pasado 2000 años “preparándonos un lugar” en la casa de Su
Padre. Él no regresa para estar con nosotros aquí en donde nos
encontramos; Él regresa para llevarnos con Él a donde Él está. La
Iglesia ya no le llamará hogar a la Tierra sino que morará con Él en la
casa de Su Padre. ¿Es que estas personas realmente creen que después del
Rapto, cuando veamos toda la eternidad desplegada frente a nuestros
ojos, nos desilusionaremos con nuestro futuro que vamos a desear
regresar a esta creación caída?
Pero nuestro enfoque aquí es la restauración del Planeta Tierra,
en donde Israel una vez más será la nación más favorecida. Una de las
pistas que tenemos de que la Era del Reino en la Tierra se ocupa de
Israel y no de las naciones gentiles y ni siquiera de la Iglesia, es que
casi todos los pasajes que la describen se encuentran en el Antiguo
Testamento, y en su mayoría se centran en Israel.
De ellos sabemos acerca del florecimiento del desierto (Isaías
35:1-2), de la tierra siendo tan fértil que antes que la gente pueda
terminar la cosecha será de nuevo tiempo de sembrar (Amós 9:13). La paz
fluirá como un río y la riqueza de las naciones como torrente que se
desborda (Isaías 66:12). En Jerusalén los ancianos y las ancianas se
sentarán en las calles llenas de muchachos y muchachas que están jugando
(Zacarías 8:4-5). Y en el campo,
“se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no
habrá quien los amedrente; porque la boca del SEÑOR de los ejércitos lo
ha hablado” (Miqueas 4:4).
La paz prevalecerá en el reino animal también. Los animales que
son depredadores y los que son presas vivirán lado a lado, y sus
pequeñuelos se van a echar juntos, todos ellos viviendo de nuevo en
perfecta armonía unos con los otros y con la raza humana (Isaías
11:6-8). Habrá otra reversión de las condiciones existentes después del
diluvio, cuando el temor y el pavor del hombre cayó sobre todas las
bestias de la tierra y las aves del cielo (Génesis 9:2-3).
Y así el momento de restauración habrá llegado, y en todas sus
formas la Tierra volverá a ser como era en el principio. A cualquier
lugar que uno vaya habrá paz en la Tierra y buena voluntad hacia todas
las personas, tal y como el ángel Gabriel lo prometió a los pastores
hace tanto tiempo ya. El mismo Señor va gobernar, y la gente vendrá de
todas partes del mundo para aprender de Él.
“Acontecerá en lo
postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del
SEÑOR como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y
correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán:
Vengan, y subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob; y nos
enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas.
Porque de Sion saldrá la ley (la Torá), y
de Jerusalén la palabra del SEÑOR. Y juzgará entre las naciones, y
reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y
sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se
adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:2-4)
Pero como siempre ha sido, la semilla de rebelión aun
permanecerá en el corazón del hombre natural. Las personas tendrán todas
las ventajas concebibles en esto, lo cual será su última oportunidad
para vivir en paz con Dios. Pero dentro de una generación o dos esa
semilla volverá a germinar cuando las personas sobrevivientes de la
tribulación sean mayores de edad. Algunas de ellas elegirán seguir a sus
padres al pie de la cruz para recibir su redención personal. Pero con
cada generación que nace un número creciente de esas personas no lo
hará. Y eso sucederá aun cuando Satanás está atado, cuando el mismo
Señor es su Rey, y la Ley de Dios será la ley de todas ellas.
Es que no existe ninguna condición o circunstancia que le
permita al hombre natural con su naturaleza pecaminosa vivir en paz con
Dios. Conforme se acerca el final de la Era del Milenio, las personas
incrédulas sobrepasarán ampliamente a las que son creyentes,
especialmente entre las naciones. Cuando Satanás es soltado se
levantarán como un solo hombre y marcharán a través de la anchura de la
Tierra para rodear el campamento del pueblo de Dios y la ciudad que Él
ama en un intento final de expulsar al Señor del planeta Tierra. Pero
fuego descenderá del cielo que los consumirá a todos, y Satanás será
capturado de nuevo, pero esta vez para ser lanzado en el lago de fuego
para siempre (Apocalipsis 20:9-10).
Después del Milenio, Dios a el hombre volverán a disfrutar de un
nuevo comienzo, llamado Eternidad. La Biblia no nos brinda ninguna
información sobre ello porque termina al final del Milenio. Una
cuidadosa lectura muestra que en Apocalipsis 20, Juan, después de seis
versículos, saltó hacia adelante para describir los destinos finales de
Satanás y de todas las personas incrédulas mientras hablaba sobre el
tema (Apocalipsis 20:7-15). Luego en Apocalipsis 21:1-27 Juan se
devolvió al principio del Milenio para mostrarnos la Nueva Jerusalén, y
en Apocalipsis 22:1-5 nos brinda un vistazo de la vida en la Tierra
durante el Milenio. Esto lo sabemos porque Apocalipsis 21:1 es una cita
directa de Isaías 65:17 en donde el contexto es la era del Reino en
Israel y Apocalipsis 22:1-2 es un resumen de Ezequiel 47:1-12, el cual
también es un pasaje del milenio
Como parte de la Iglesia definitivamente estaremos a la cabeza
para entrar en la Eternidad, como lo estarán los creyentes resucitados
tanto de los tiempos del Antiguo Testamento como de la Semana Setenta de
Daniel. Pero tendremos que esperar por lo menos hasta el Rapto para ver
cómo será eso. Todo lo que sabemos por el momento es que esa será la
aventura más grandiosa jamás diseñada para la humanidad, y nosotros
estaremos en primera fila cuando llegue el momento para disfrutarla. Ya
casi se escuchan los pasos del Mesías. 19/01/13
COPIADO DE http://elraptodelaiglesiadecristo-shalom.blogspot.com/